El
presidente del gobierno español, José María
Aznar, intervendrá ante los eurodiputados para hacer
un balance de la presidencia española en general y
de los resultados del Consejo Europeo de Sevilla en particular.
El debate comenzará a las 10 de la mañana del
martes 2 de julio.
La cumbre de Sevilla concedió especial importancia
a las políticas de inmigración. También
se confirmó el compromiso a disponer de medios para
una lucha eficaz contra el terrorismo. Los avances de las
negociaciones de ampliación, la reforma del Consejo
y la situación económica fueron otras cuestiones
abordadas.
El Consejo Europeo de Sevilla ha hecho hincapié
en la necesidad de instrumentar una política común
de asilo e inmigración. En concreto, se ha insistido
en la gestión de flujos migratorios en colaboración
con los países de origen y tránsito de los
inmigrantes. Y se considera necesario llevar a cabo una
evaluación sistemática de las relaciones con
terceros países que no colaboren en la lucha contra
la inmigración ilegal. Una cooperación insuficiente
podría dificultar la intensificación de relaciones.
Eventualmente, el Consejo podrá constatar por unanimidad
una falta injustificada de colaboración y adoptar
medidas al respecto. Esa gestión debe buscar un equilibrio
entre la integración de los inmigrantes legalmente
establecidos por un lado y la lucha decidida contra la inmigración
ilegal y la trata de seres humanos por otro. Como principios,
se afirma que la aspiración legítima a una
vida mejor debe conjugarse con la capacidad de acogida de
la Unión. La integración entraña tanto
derechos como deberes y el respeto de los derechos fundamentales
por todas las partes. En cuanto al asilo, se aboga por una
protección rápida y efectiva, por mecanismos
para evitar el abuso y por acelerar el retorno al país
de origen de los rechazados.
Entre las medidas a las que debe darse prioridad en la
lucha contra la inmigración ilegal figuran la elaboración
de una lista de países a los que se exigirá
visado (antes de fin de año) y la aprobación
de un programa de repatriaciones. También, antes
de fin de año, se pondrán en práctica
operaciones conjuntas en las fronteras exteriores.
En lo que respecta a la lucha contra el terrorismo, se
subraya que continuará siendo un objetivo prioritario
de la Unión Europea, según figura en un anexo
de las conclusiones, ya que el terrorismo es un verdadero
desafío para Europa y el mundo, y una amenaza para
la estabilidad y la seguridad, añade el texto. Se
hace hincapié en la incorporación de la lucha
contra el terrorismo en todos los aspectos de las relaciones
exteriores de la Unión y, en este sentido, se sugiere
proporcionar ayuda a terceros países para reforzar
su capacidad de respuesta al terrorismo, incluir cláusulas
antiterroristas en los acuerdos de la UE con terceros países
y evaluar las relaciones con terceros países en función
de su actitud hacia el terrorismo.
También se deliberó de forma exhaustiva sobre
la reforma del Consejo, proceso que se ha materializado
con el acuerdo de una serie de medidas que no requieren
modificar los Tratados. Se ha abierto en Sevilla el debate
sobre la presidencia del Consejo y se ha constatado la voluntad
general de adaptar el actual sistema de rotación
semestral, pero respetando el principio de igualdad entre
los Estados miembros. Se prevé un informe del Consejo
para diciembre 2002, fecha en la que también debería
presentarse una propuesta sobre el uso de las lenguas en
una Europa ampliada.
La cumbre de Sevilla, en materia de Política Europea
de Seguridad y Defensa (PESD), ha apostado por fortalecer
la capacidad de lucha contra el terrorismo. También
se ha confirmado la voluntad de la Unión de asumir
operaciones de gestión de crisis y un ejemplo será
el relevo de la actual operación de la ONU en Bosnia
a partir del 1 de enero de 2003.
Progresos decisivos se han realizado en las negociaciones
de adhesión durante este primer semestre. El Consejo
Europeo considera que se ha respetado el plan de trabajo
aprobado en Niza y confirma que, de seguirse el ritmo actual,
la UE podrá concluir las negociaciones con Chipre,
Malta, Hungría, Polonia, República Eslovaca,
Lituania, Letonia, Estonia, República Checa y Eslovaquia
a finales de 2002, si estos países están preparados.
Considera 'razonable' que en la primavera de 2003 pueda
firmarse el Tratado de Adhesión, para que los nuevos
miembros participen en las elecciones europeas de 2004.
Pero matiza que para respetar esos plazos, cada país
candidato deberá adoptar 'un enfoque realista y constructivo'.
En cuanto a Bulgaria y Rumania, si siguen el ritmo actual,
antes de fin de año podrá establecerse un
calendario más preciso para su adhesión. Respecto
a Chipre, la UE 'sigue dando preferencia' a la adhesión
de una isla reunificada. En relación a Turquía,
en la cumbre de Copenhague en diciembre, 'podrían
tomarse nuevas decisiones sobre la etapa siguiente de la
candidatura', reza el texto de las conclusiones del Consejo.
El Consejo también ha tomado nota de la declaración
de Irlanda de que las disposiciones del Tratado de Niza
no afectan a la política de neutralidad militar de
Irlanda. En las conclusiones se señala que la aprobación
del Tratado de Niza es una 'condición para que la
ampliación tenga lugar en los plazos previstos'.
Respecto a las políticas económicas, el Consejo
Europeo reafirma su adhesión al Pacto de Estabilidad
y Crecimiento e invita a los Estados miembros a aprovechar
la recuperación económica para sanear las
finanzas públicas.
Respecto a las reflexiones sobre cómo legislar mejor,
se confía en que pueda lograrse un acuerdo interinstitucional
antes de finales de año, según figura en las
conclusiones.
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